Un aniversario para reivindicar la libertad
“LA CAÍDA del Muro de Berlín es uno de esos acontecimientos que marca el fin de una era, pero además tuvo la fuerza icónica de condensar en una sola imagen -su derribo a manos de gente corriente- la esperanza natural de los ciudadanos de ser protagonistas de la Historia. Merced a aquel cambio, el planeta pudo asomarse para ver por primera vez qué había detrás del Telón de Acero.
Buena parte de la izquierda occidental había mitificado la sociedad comunista y la invocaba como contrapunto de las democracias liberales. En 1989 pudo constatarse que los ciudadanos de la Europa del Este no sólo gozaban de menos derechos y libertades y eran más pobres que sus vecinos del otro lado, sino que el sistema en el que vivían había implosionado: la ineficacia lo hacía inviable. Desde la caída del Muro la ideología comunista y su sistema económico han quedado descartados como alternativa, incluso en el plano teórico, lo que ha obligado a la izquierda no fanática a reformular sus planteamientos. Eso sí, algunos permanecen aún perdidos como aquellos soldados de las islas del Pacífico que no sabían que la II Guerra Mundial había terminado. El último ejemplo en España nos lo dio ayer el nuevo secretario general del Partido Comunista, que aseguró que no tienen por qué «avergonzarse ni pedir perdón de nada» (lêem todos pela mesma cartilha...).
Aquel acontecimiento sirvió también para ampliar Europa. La UE acabó ganando 15 nuevos socios hasta llegar a los Veintisiete. Paradójicamente, el continente ha perdido protagonismo e influencia en la escena internacional. Su unificación ha coincidido con otros grandes cambios que así lo explican: el surgimiento de Asia como nuevo polo de poder, con China a la cabeza, y el desvanecimiento de las fronteras, fruto de una globalización a la que tanto ha contribuido la revolución de las comunicaciones. Es verdad, pues, que la expectativa de crear una Europa más potente y pujante no se ha cumplido. Y no ha sido la única decepción. Las reformas económicas han ido mucho más rápido en los antiguos países comunistas que las reformas políticas, lo que hace que allí exista todavía una brecha entre la democracia formal y la real, y un caldo de cultivo para los abusos y la corrupción institucionalizada. Además, algunas economías no han podido revertir su declive pese a las ayudas de la UE, lo que ha obligado a grandes emigraciones, como las protagonizadas por rumanos o búlgaros. Sin embargo, tales inconvenientes no imaginados hace dos décadas no emborronan ni mucho menos un acontecimiento que marca el fin de la Guerra Fría, del enfrentamiento de bloques y de la amenaza nuclear permanente, y que confirma a la democracia liberal como el mejor sistema de gobierno. ¿Quién desearía vivir hoy bajo un régimen esclerotizado y opresor como el de Jaruzelski, Ceacescu, Zhivkov o Honecker?
El tiempo ha hecho justicia por lo demás a personalidades como Ronald Reagan, Helmut Kohl, Mijail Gorbachov o Juan Pablo II, que empujaron la Historia para acelerar unas reformas necesarias. Desde la caída del Muro el mundo tiene menos barreras, la libertad ha seguido ganando espacios y el planeta está mejor preparado para afrontar los grandes retos que tiene planteados, ya sea la defensa de los Derechos Humanos o la lucha contra el cambio climático, la crisis, las pandemias o el terrorismo.
El 9 de noviembre de 1989 marcó el fin del siglo XX con vientos de esperanza tras una centuria especialmente sangrienta. Hoy, aquel episodio es ejemplo y símbolo para quienes todavía viven bajo regímenes totalitarios y supone una lección de humildad para quienes pensaron que las utopías debían imponerse por encima incluso de la voluntad de las personas o que lo habitual se convierte en normal e inmutable.
(Editorial do jornal “El Mundo”” de 09/11/2009)
Vou ter que passar a ler os jornais espanhóis…
5 Comentários:
Uma síntese muito bem efectuada e que coloca alguns pontos nos ís!
Ferreira Pinto
Penso que sim, mas como o Jerónimo já falou, todos estão calados que nem ratos, a começar pela Imprensa.
Ouvi hoje, em repetição, a entrevista do Mário Crespo ao Adriano Moreira e ao Miguel Urbano Tavares Rodrigues. Aprendi deste uma coisa que ignorava: - A Alemanha só não foi reunificada em 1952 porque os Estados unidos não concordaram!. A União Soviética impôs apenas duas condições: - auto-determinação, por eleições; neutralização do país, como acordado também com a Áustria. A América não aceitou.
Quem acredita no que diz Miguel Urbano Tavares Rodrigues sobre o assunto deve, muito possivelmente, defender a entrada dos tanques soviétcos que esmagaram a "Primavera" de Praga.
A França e principalmente a Inglaterra puseram de facto reticiências quanto à unificação das duas Alemanhas.
Desagrada-me entrar em polémicas consigo. Fique o senhor com a sua opinião, que já a manifestou livremente, que eu fico com a minha. Aliás, discordar pelo simples prazer de discordar, não é para o meu feitio.
Às vezes, mudo de opinião.
Outras, não.
O que Miguel U. Tavares Rodrigues
disse pode ser verdade ou não.
Mas que é lógico, verosímil,
semelhante ao que se fez
com a Áustria, é.
Inclino-me a acreditar
que a reunificação
não se fez, só
por oposição
da América,
tropa ocupante
da Alemanha,
com grande desprezo
por parte da população civil,
pacifista, - o que testemunhei
pessoalmente, nos anos cinquenta!
Quanto aos tanques
da primavera de Praga,
como os de Budapeste
de 1956 de Imre Nagy,
fusilado em 1958,
não foi assunto
que tivesse sido
abordado,
embora
Miguel Urbano Tavares Rodrigues,
como vítima de perseguição da PIDE,
e forçado ao exílio, tivesse condenado
todas as polícias políticas,
da CIA ao KGB,
da STASI à MOSSAD.
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